El Biomagnetismo ha estado presente a lo largo de la historia y en diversas civilizaciones. Existen vestigios documentados en culturas tan antiguas como la china, hindú, egipcia y árabe. Un ejemplo notable es el de Cleopatra, quien utilizaba imanes para realzar y mantener su belleza. Sin embargo, fue el destacado médico cirujano mexicano Isaac Goiz quien investigó y descubrió lo que hoy conocemos como el Par Biomagnético en su totalidad. A través de diversas investigaciones, logró establecer la conexión entre los campos magnéticos que existen en nuestro interior y el desarrollo de enfermedades humanas. Además, identificó cómo aplicar la terapia adecuada mediante el magnetismo para restaurar el equilibrio energético.

Fundamentos del Biomagnetismo

El biomagnetismo fue descubierto por el Dr. Isaac Goiz y se utiliza para tratar una amplia gama de patologías, desde resfriados hasta tumores. A través de los imanes, se busca aliviar síntomas como la depresión y las jaquecas, que pueden afectar la calidad de vida.

El cuerpo presenta distorsiones en el pH de los órganos cuando hay enfermedad, y estas pueden detectarse mediante campos magnéticos. En un estado de alcalinidad, pueden existir disfunciones, bacterias patógenas o no patógenas, y parásitos. En un estado de acidez, pueden presentarse disfunciones orgánicas, virus patógenos y hongos.

Proceso de tratamiento

El objetivo del biomagnetismo es restaurar el pH, creando un ambiente desfavorable para los microorganismos patógenos, lo que facilita su eliminación. Durante las sesiones, que tienen una duración aproximada de una hora, se evalúa la necesidad de múltiples sesiones según el caso; algunos pacientes pueden responder favorablemente tras una sola sesión.

Es fundamental señalar que el biomagnetismo es una terapia complementaria que busca acompañar los tratamientos de la medicina tradicional, mejorando así la evolución de los pacientes.

¿Cómo se desequilibra el pH?

El pH puede alterarse por diversas emociones. El Dr. Ryke Geerd Hamer, oncólogo, investigó esta relación y descubrió que el pH se distorsiona debido a emociones que cumplen con cuatro criterios:

Emoción estresante. Vivida en soledad. Sin solución aparente. Desestabilizadora.

Este proceso puede provocar un «bioshock» o choque emocional en el cerebro, lo que a su vez puede desencadenar fenómenos tumorales. Es importante destacar que los microorganismos patógenos no mueren, sino que se desactivan.

El biomagnetismo también tiene un papel en el tratamiento de:

Luxaciones y torceduras. Problemas en la columna vertebral, como hernias. Complicaciones asociadas a ciclos menstruales y menopausia en mujeres.

¿Quiénes pueden beneficiarse de la terapia?

El biomagnetismo está indicado para todas las personas, así como para animales y plantas, ya que todos poseemos energía eléctrica. Esta terapia es energética, similar a la homeopatía y la acupuntura, y no requiere medicación para que el paciente alcance la homeostasis. Aplicaciones en la vida cotidiana

El biomagnetismo puede ser especialmente beneficioso para:

Niños: Ayuda a tratar patologías que no pueden expresar verbalmente. Adultos: Alivia dolencias relacionadas con el trabajo, como lesiones por movimientos repetitivos, problemas de sueño, estrés, mala digestión, fatiga extrema, obesidad, infecciones, jaquecas, vértigos y mareos.

Además, es efectivo en enfermedades autoinmunes y patologías complejas como VIH, artritis, lupus, hipertiroidismo, así como en enfermedades hepáticas y digestivas como el colon irritable.

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